PRECIO POLÍTICO
Dice el PP que el gobierno no debe pagar un “precio político” por la paz, y, atenazado por las encuestas reales o ficticias y por el ruido incesante de la “mediosfera” derechista, dice el gobierno que no lo pagará. Precio político. Este par de palabrejas resuena en la televisión, la prensa escrita, las radios, las calles, los campos, las cañerías de las casas y los vagones de los trenes de cercanías saturados a hora punta. Es lo de siempre, el PP dirige el debate político, crea el vocabulario y moldea el significado de las palabras. Ésa es la misión de la tropa de “creadores de opinión” que mantiene a golpe de talonario y de sobre mañanero con las consignas que deben recitarse a lo largo del día.
Desesperan, pero no son el problema. El problema es el gobierno, que a vuelto al juego del “disputado voto del señor centro”. Lejos están los tiempos en los que ZP, ante la exigencia del PP de que el PSOE debía romper con el PSC por los contactos de Carod con ETA en Perpignan, respondía orgulloso que “ni el PP ni ETA son quienes para decir a mi partido lo que tiene que hacer”. Parece haber olvidado que, si ganó popularidad antes de las elecciones del 14 de Marzo de 2004 se debe a que dejó de seguir la estela del PP. De nuevo ha vuelto estrategia "baronil" de robarle votos al PP, pero a estas alturas de la película deberían haber aprendido que los votantes del PP tienen un concepto futbolero de la política (son como los aficionados del Betis que van con su equipo “manque pierda”), y que lo que hace falta es despertar a la izquierda poco convencida, indolente, abstencionista. Y eso se hace tomando decisiones propias y llevando la iniciativa.
Desesperan, pero no son el problema. El problema es el gobierno, que a vuelto al juego del “disputado voto del señor centro”. Lejos están los tiempos en los que ZP, ante la exigencia del PP de que el PSOE debía romper con el PSC por los contactos de Carod con ETA en Perpignan, respondía orgulloso que “ni el PP ni ETA son quienes para decir a mi partido lo que tiene que hacer”. Parece haber olvidado que, si ganó popularidad antes de las elecciones del 14 de Marzo de 2004 se debe a que dejó de seguir la estela del PP. De nuevo ha vuelto estrategia "baronil" de robarle votos al PP, pero a estas alturas de la película deberían haber aprendido que los votantes del PP tienen un concepto futbolero de la política (son como los aficionados del Betis que van con su equipo “manque pierda”), y que lo que hace falta es despertar a la izquierda poco convencida, indolente, abstencionista. Y eso se hace tomando decisiones propias y llevando la iniciativa.
Y mientras la sociedad espera, o lo que es peor, mira como la preciosa oportunidad para solucionar de una vez por todas el conflicto vasco puede desvanecerse debido al boicot constante de los unos y a la pasividad de los otros.