El tendedero (a secas)

30/4/07

LIVING THE "NO A LA GUERRA" STYLE

Ayer, leyendo periódicos viejos antes de tirarlos, me topé con muchas noticias sobre las manifestaciones en las que el PP ha participado durante los últimos meses, y encontré algunas cosas que me llamaron poderosamente la atención. Como las pancartas en inglés, que fueron especialmente abundantes en la manifestación del 10 de Marzo contra lo de siempre (rendición del estado al terrorismo y esas cosas), y que también estuvieron presentes en la manifestación de Pamplona. Entre estas últimas mi favorita era una que decía;
"Saint Francis Xavier Expedition, Navarra Kingdom of Spain"
¡Toma Moreno!. El uso de pancartas y consignas en inglés está muy extendido en movilizaciones de calado internacional, como las que tienen lugar ante embajadas extranjeras, las que se convocan cada vez que el G8, el FMI o la OMC se montan una ronda de negociaciones, o, evidentemente, las que hubo contra la guerra de Irak en cientos de países durante los primeros meses del 2003. Ahora bien, ¿Realmente creen los ciudadanos que se manifestaron en Madrid y en Pamplona durante el pasado mes de Marzo que a la gente de por ahí fuera le importa lo que le ocurra al señor "De Juana", o si Navarra es o no moneda de cambio en las negociaciones secretas de ZP?, ¿No se dan cuenta de que son espectáculos de consumo interno que traen sin ciudado a los ciudadanos de Estados Unidos, Inglaterra o la isla de Malta (por ejemplo)?... Evidentemente no. Es más, ni siquiera se lo plantean.
El uso de pancartas en inglés en estas manifestaciones obedece tan sólo a un ridículo afan de autobombo, al íntimo deseo que tienen los frustrados patológicos del 14-M de participar en hechos revolucionarios y trascendentales que acaben con gobiernos legítimos y causen una honda commoción social. El PP se siente desalojado de un poder que le pertenece por derecho, y no quiere otra cosa que vivir su propio "NO A LA GUERRA". Que le oigan, por dentro... y por fuera. Que sea un tema de interés internacional es lo de menos, de eso ya se encargará el aparato propagandístico, digo, los medios de comunicación. De ahí algunas frases como "EL gobierno desprecia a la opinión pública" o "los del PSOE saben que ni siquiera todos los suyos están a favor", de ahí las concentraciones frente a las embajadas españolas en Londres, Miami y Buenos Aires, de ahí las conferencias que reparte Aznar por el mundo como si fuese un viejo y entrañable "presidente en el exilio". Es lo que tiene estar en el poder, que aunque la vida de uno sea más cómoda, también es más aburrida... y de vez en cuando entran unas ganas irresistibles de hacer el memo... en inglés, por supuesto.

10/4/07

CUATRO PEPINAZOS SOBRE MADRID

Hoy he visto de cerca los cuatro nuevos rascacielos que se están construyendo en los terrenos de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid. Son el orgullo del actual alcalde y de muchos madrileños que ven como su ciudad se convierte en una gran metrópoli. Madrid, la ciudad donde medio continente y medio planeta quiere venir a trabajar (o al menos eso parece), es la locomotora económica del país y está alcanzando un ritmo de crecimiento económico inaudito. Sin embargo, tanta aceleración tiene un precio para sus habitantes, para los que hemos nacido y enraizado en este pedazo de meseta, y para los que han llegado de fuera y han acabado cogiéndole cariño.

Madrid es la ciudad europea con más kilómetros de autopista por habitante, una urbe donde los coches devoran las calles y cuyas emisiones de CO2 han crecido entre un 80 y un 90% desde 1990. La ciudad abierta y acogedora, el Madrid de amplias avenidas arboladas y barrios populares espontáneos y alegres, está desapareciendo. En su lugar yace una urbe destripada que dilapida su patrimonio histórico y cultural, y cuyos gobernantes no cumplen ni su propia legislación.
Madrid está dejando de ser una ciudad para convertirse en una gigantesca maquinaria de producir dinero, desigualdades económicas y concentración de poder, el centro de una aglomeración urbana de seis millones de personas rodeada de bosques de grúas y nudos de autopistas. Entre tanta polución y tantas obras, ya ni siquiera se ven las cumbres nevadas de la sierra que tantos días nos han alegrado la vista desde el parque del Oeste o la Casa de Campo. Más que a cualquier otra capital europea, Madrid se parece cada día más a esos monstruos urbanos llamados Los Ángeles, São Paulo y México DF... un lugar sin identidad en donde sólo importa el beneficio económico y nadie tiene tiempo de entender otra cosa que no sea el trabajo, el consumo o la desesperación cotidiana.